Psicología forense: Antecedentes

Los antecedentes históricos de la psicología forense se remontan a la Edad Antigua, donde los griegos comparecían como testigo ante el tribunal, y los romanos diferenciaban las lesiones y golpes de otro tipo de daños con sus leyes. En China, se encontró un tratado de 1247 relacionado con la veracidad del testimonio en homicidios, que junto al código de Hammurabi, en el 1750 a.C.., suponen los precedentes de la disciplina.

Cuando da inicio la Edad Media, se produce un aumento de la intervención de médicos en asuntos de carácter judicial, siendo en el año 654, cuando el código legal conocido como el Fuero Juzgo hace referencia a la importancia de los aspectos volitivos en los homicidios.

En la Baja Edad Media , en las Siete Partidas de Alfonso X El Sabio, se hace mención a al limitación de la responsabilidad penal en personas con alteraciones en el estado mental.

“El homme que es fuera de su seso non face ningún fecho enderezadamente et por ende non se puede obligar porque no sabe nin entiende por ello

El inicio de la Edad Moderna, se sitúa como punto de partida de la psicopatología forense, al publicarse el Código Carolino en 1532. En este código, queda reflejada la necesidad y obligatoriedad del peritaje médico en delitos como el homicidio, o los que se cometen en estado de demencia.

Con el movimiento conocido como la Ilustración, se publican en Europa numerosos tratados en el ámbito de la medicina legal, el derecho y la criminología, convirtiéndose así en la precursora de psicología forense. Con todo ello, Marqués de Beccaria, publica un tratado denominado “Tratado de los delitos y las penas”, donde dedica capítulos a los testigos y las interrogaciones sugestivas y a sus declaraciones.

Posteriormente, se deben destacar las contribuciones de autores como Césare Lombroso, Hans Gross o Enrico Ferri. Gracias a estos autores se comienza a tener en cuenta la conjunción de causas endógenas y exógenas en la delincuencia. Otros autores como Catell o Binet, conocidos psicólogos por sus aportaciones a la disciplina, ponen de manifiesto los errores en el recuerdo de los testigos y la sugestión como “la presión moral que una persona ejerce sobre otra”. Todo ello, llevará al desarrollo de la psicología del testimonio como especialidad dentro de la psicología jurídica y forense.

Todo lo comentado anteriormente, supone un avance hacia la psicología forense, que se ve frenado en los años 20 para volver a resurgir, y consolidarse durante los años 70 , con el aumento de lecturas y publicaciones sobre la psicología legal y forense. Un hito importante se da en los años 60 en los Estados Unidos de América, cuando se generaliza el uso de la psicología en los tribunales de justicia con la denominada “Sentencia Jenkins”. En ella, se da valor a los psicólogos como reconocidos especialistas para ser oídos ante los tribunales, y admitidos formalmente para ser peritos y poder emitir informes psicológicos.

Durante estos años, se crea la American Psychology- law Society y edición de revistas como la Law and Human Behavior para llegar al reconocimiento de la psicología forense como especialidad de la psicología en el año 2001 por la APA.

Pero… ¿Qué pasa en España?

En nuestro país, los primeros antecedentes podríamos situarlos en la Creación de Facultativos Forenses en la LO sobre el Servicio General de Sanidad de 1855. Aquí se podrán situar los primeros trabajos forenses de lo que hoy día entendemos por psicopatología. Pedro Mata Fontanet, fue el impulsor de la medicina y psiquiatría forense en nuestro país, considerando a los delincuentes como personas enfermas. Rafael Salillas, orientado a la educación, mejora y promoción del personal penitenciario.

Acercándonos a la actualidad, y a finales del siglo XIX, Gregorio Marañón, contribuye al sentar las bases sobre la psicobiología del comportamiento, la personalidad y las emociones del individuo. El psiquiatra Emilio Mira i López, publica el primer manual en español sobre psicología jurídica, donde se abordan aspectos como el de la psicología del testimonio, del delito y las personalidad psicopáticas entre otros.

Durante la Guerra Civil Española, se da un período de parón que finaliza con el surgimiento de la psicología penitenciaria a principios de los años 70. Se establece el primer Gabinete Psicológico de la Prisión de Madrid, y se crea la Central de Observación Penitenciaria para la clasificación y tratamiento de los internos. Por otro lado, en Barcelona, se crea la Sección de Psicología y Sociología jurídica dentro del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona (1971), y se funda el “Anuario de Sociología y Psicología jurídica”.

En los años 80, Muñoz-Sabaté, Bayés y Munné publican la obra “Introducción a la Psicología Jurídica en el Colegio de Psicólogos de España”, y surge la figura del psicólogo forense como tal. Sin embargo, no es hasta 1992 con la sentencia del Tribunal Supremo de 21 de noviembre (RJ 1992/9624), cuando se afirma que la psicología permite aportar medios de conocimiento, que el tribunal no podría ignorar en su juicio sobre credibilidad”

La década de los 90, se caracteriza por una rápida expansión de la psicología jurídica en España. Se crea la Sección de Psicología Jurídica del COP, se editan revistas especializadas y se elabora el perfil profesional del psicólogo jurídico a la vez que, se crean formaciones específicas en psicología jurídica, legal y forense. Además, con la promulgación de la LO 5/2000 que recoge la Responsabilidad Penal de los Menores, se destaca la importancia del psicólogo jurídico dentro del equipo técnico en Fiscalías y juzgados de Menores.

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