La genética y su relación con la psicopatía

¿Qué sabemos a día de hoy sobre las diferencias existentes entre un cerebro “normal” y el de una persona con rasgos psicopáticos?

El desarrollo de las neurociencias en los últimos años ha producido un gran avance en la comprensión normal y patológica, arrojando luz en los aspectos neurocognitivos que subyacen a determinadas conductas. La evidencia apoya la relación entre anomalías en las bases biológicas y la influencia que ejerce en el comportamiento de estos individuos.

Se encuentran alteraciones en la neuroanatomía, los sistemas neuroendocrinos y neuroquímicos relacionados sobre todo con la impulsividad y agresividad así como, la presencia de rasgos psicopáticos heredados en los progenitores.

La genética ha demostrado tener un rol significante en el desarrollo de la psicopatía. Estudios sobre los factores hereditarios como el de Bronk de 2010, se centró principalmente en buscar evidencia genética a partir de investigaciones con hermanos gemelos y adopciones. Estos autores, en consonancia con revisiones anteriores, sugieren que la genética mantiene una influencia en el origen y mantenimiento de los rasgos psicopáticos de aproximadamente un 30-40%.

La Monoamino oxidasa A (a partir de ahora MAO-A), implicada en la regulación del estado del ánimo y del comportamiento, se ha encontrado que en niveles bajos puede relacionarse con una predisposición hacia conducta violenta.

Por otra parte, Brammer, Jezior & Lee (2016) señalan que el polimorfismo promotor de 5-HT, se encuentra asociado también a comportamiento antisocial en aquellos individuos que presentan un alelo corto y que, han experimentado sucesos traumáticos durante la infancia. Estos individuos presentan una mayor probabilidad de exhibir estos comportamientos.

Otros estudios realizados en el contexto de juegos económicos, sugieren que la oxitocina (OXT), neuropéptido con función hormonal, tiene influencia en nuestras conductas prosociales. Estudios como el de Arias & Jaramillo en 2013, indican que la presencia de polimorfismo en el gen OXTR se asociaba a comportamientos psicopáticos y alteración de los impulsos.

Walsh & Bolen sugieren en 2012 la existencia de asociación entre el alelo DRD2-A1 y la presencia de comportamientos relacionados con los crímenes observados en Trastorno Antisocial de la Personalidad o en la delincuencia grave. Resultados similares encuentran Wu & Barnes en 2013 quienes señalan la relación entre los genes DRD2 y DRD4 y la personalidad psicopática.

En resumen, los hallazgos en torno a la asociación de diferentes polimorfismos genéticos, configurarían una vía de asociación entre la genética y ciertos comportamientos psicopáticos propios de comportamientos agresivos y conductas antisociales.

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